Apenas llegó a tu vida y te colmó de halagos.
Pasaron unas pocas semanas y los regalos no paraban de llegar.
Te cuestionaste sobre tu empatía y capacidad de agradecimiento.
Has entrado en territorio enemigo, y casi con seguridad tu pie está sobre una mina.
Te será difícil alejarte de la situación sin causarte daños, pero debes intentarlo a fin de resguardar lo que queda de ti.
Tu historia personal, en la cual los halagos y reconocimientos faltaron, se ve por primera vez recompensada, aunque no por mucho tiempo.
Al asedio de dulzura y empatía le seguirán períodos de silencio total, donde te cuestionarás que has hecho para merecer ese trato. Y buscarás con todos tus medios que todo vuelva a ser como antes. No lo logras, y tu estima empieza a bajar. Pierdes la confianza en ti, porque has perdido eso tan importante que solo pasa una sola vez en la vida.
Para colmo, lo has contado, y tus propios amigos y familiares te reprochan por ello. Puedes oír cosas como: “era el hombre esperado”, “era la mujer de tu vida”, “ese es el trabajo que esperabas”, “era tu mejor amigo/a”… y este es solo un ejemplo para definir en cuantos ámbitos se puede encontrar un campo minado.
Aléjate cuanto puedas, deja de oír en tu cabeza sus palabras engañosas. Considera recordar solo como ha actuado verás que no existe coherencia entre palabras y acciones. Huir es la única solución posible. Abandona todo lo que te une a él o ella. Aprovecha esos momentos en los cuales está buscando otra víctima y corre. Ve al re encuentro con tu estima. Vuelve a ser.