Por el año 2009, y por alguna razón, dos personas nos uníamos en una investigación, que nos sorprendería y nos daría frutos inmensos. Dos personas comunes y corrientes, con algunos conocimientos, y con algo en particular muy fuerte, que era el amor a la verdad y la honestidad.
De manera simple, se fueron desarrollando los hechos y los acontecimientos que nos unieron. Una de nosotras iba a tener la primera experiencia con una planta florecida y de ahí en más, no pararíamos de tener experiencias de conexión, muchas veces deslumbrantes. No sin cierta dificultad, para el entendimiento de las otras personas que nos acompañan, que con mucho cariño y paciencia nos siguieron apoyando y respetando.
El desarrollo de lo que luego supimos era un sistema, comenzó un día y sin avisar. El denominador común, era que el encuentro de la flor se sucedía antes o después de transitar alguna experiencia de nuestro presente, mas siempre nos retrotraía al pasado y concretamente a la infancia.
De esa manera supimos que el ser esencial que en nosotros habita, intentaba la conexión desde otrora, pero con la suficiente sabiduría como para dejarnos transitar las experiencias necesarias que nos acercarían a él. Siempre estuvo allí, siempre supo que llegaríamos. Paciente como los sabios y adaptable y tenaz como el agua, como para esperarnos.
Adelantando un poco en el tiempo, contaré que fue con el advenimiento de la declaración de pandemia en nuestro país, marzo de 2020, que el sistema floral se hizo sentir con mucha fuerza. En esos momentos, las conexiones eran diarias y no solo con los vegetales. El estado de sensibilidad logrado nos daba acceso a seres del espacio tiempo y del etérico y nos hizo saber que esa antena de conexión presente en todos nosotros, pero olvidada, estaba lista.
Ya no nos era necesario crear, preparar y consumir un floral, sino que el efecto estaba antes, justo cuando lo necesitábamos, y eso se hizo expansivo a las personas que comparten la vida con nosotros.
Supimos que era el momento, pues los florales servían de llave y destrancaban las puertas que nos separaban de las cualidades o potencialidades divinas.
Hoy constituyen la herramienta del nuevo tiempo y que nos complace presentarles.